Gracias a dios, y a diferencia de muchos de los emigrantes latinos que se lanzaron a esta aventura, nosotros no lo hacemos por salirnos de nuestro país. No lo hacemos porque no vemos futuro en México, porque la situación económica nos haya golpeado fuerte o porque no soportamos la inseguridad.
Creo que soy muy afortunado, tengo un trabajo que me encanta, encontré a mi media naranja, tengo una preciosa familia y grandes amigos en varias ciudades de la república. No tengo ninguna queja en cuanto a mi forma de vida. Podría seguir así hasta el final.
Y entonces por que nos vamos? Por el reto, por vivir algo diferente. Que estemos bien no significa que no podamos mejorar. La vida es muy corta, hay que aprender siempre, desarrollarse personal y profesionalmente. Además, esta idea se me metió en la cabeza y con lo curioso que soy, no podría vivir pensando en que hubiera pasado si.......
Que esperamos ganar? Un estilo de vida más relajado. Un trabajo que me permita convivir a diario con mi familia. Oportunidades para estudiar. Otra filosofía de vida, trabajar para vivir en lugar de vivir para trabajar. Experiencia profesional de primer mundo. Buceo en la gran barrera de coral. Enriquecimiento intelectual por diferencias culturales. La oportunidad de empezar de cero y hacer las cosas mejor.
Los niños tendrán la oportunidad de aprender en un ambiente multicultural en un idioma que no es el suyo. El crecimiento personal que pueden sacar de esta experiencia les va a ayudar a lo largo de toda su vida. Si decidimos quedarnos allá o regresar en algún momento con la ciudadanía en la mano, mis hijos podrán decidir, tendrán al menos el doble de opciones para estudiar, trabajar y escoger su estilo de vida.
Que vamos a perder? Aunque estamos acostumbrados a estar lejos de la familia, no es lo mismo que estén en otro estado que en otro país. Nos alejaremos de muchos valiosos amigos. Tendré que empezar otra vez mi carrera profesional, quizá no desde abajo, pero si tendré un escalón o dos de retroceso. Extrañaremos la comida mexicana.
Leo y Daguito no van a tener una base fija. No van a ser de ningún lugar. Algo muy chido en mi vida es que crecí con las familias de mis papás muy cerca, en una ciudad pequeña, con amigos desde el kinder hasta la prepa. Siempre digo que soy de Caborca y se que siempre puedo volver al pueblo y sentir que nunca me fuí. Los niños no van a tener eso. cuando menos no cerca de las familias. Creo que en éste punto Gaby está totalmente de acuerdo. Le tocó vivir lo mismo y quisiera que sus bebés lo tuvieran.
Nos dá miedo? Un poco. Pero no tanto como para no intentarlo. Lo peor que puede pasar es que no nos guste y nos regresemos. No pasa nada.
No sabemos por cuanto tiempo vamos. Por lo pronto, la meta son 2 años. Ahi decidiremos si lo alargamos a 4 hasta la ciudadanía. Después de eso vendría la decisión final.
