martes, 17 de abril de 2012

Las cámaras multadoras.


Después de 9 meses manejando por las calles de Brisbane, tanto a Gaby como a mi ya nos tocó recibir nuestras primeras infracciones de tránsito. La mía fue por exceso de velocidad : 71 km/hr en una zona de 60 km/hr. La gracia me costó $133 AUD (alrededor de $1,600 MXP). Si hubiera ido a 73 km/hr, o sea 13 sobre el límite, la  multa se hubiera convertido en $200 AUD. La infracción me la propinó una de las tantas cámaras automáticas de la ciudad que detectan y fotografían a los gandallas. La multa con fotografía incluida me llegó por correo a mi casa con las instrucciones para pagarla por Internet. La multa tiene una sección donde puedes aclarar  si no eras tu el que conducía. Anotas los datos del verdadero infractor, la envias de regreso por correo y  le pasas la bolita a tu compadre al que le prestaste el carro. Desgraciadamente, ni modo de decir que no soy yo el de la foto, si nada más me falto saludar a la cámara.


¡Tanto tiempo de practicar mi cara del gato de Shrek y las mil historias prefabricadas para ablandarle el corazón a los tránsitos mexicanos para que una insensible maquina me multe sin decir agua va!

 La multa de Gaby fue de “solo” $40 AUD por estacionar 50 cm del auto en el inicio de raya amarilla en una banqueta. Ella si pudo platicar con el policía que la multó, quien amablemente le explicó que no le podía perdonar la multa: “Las reglas las pone el gobierno, usted es la que las rompe y mi trabajo nada mas es darle un golpecito en la mano para que las recuerde y no lo vuelva a hacer”.

Las infracciones aquí no son de apreciación, las reglas son claras y el que las rompe tiene que pagar. Si te pasas un kilómetro sobre el límite, estas en riesgo de ser multado. Para la protección del conductor, los velocímetros de los autos están ajustados para que marquen alrededor de 5 km/hr más de la velocidad real.

Cuando obtienes tu licencia de conducir, tienes 12 puntos libres de polvo y paja (demerit points) que van disminuyendo conforme vas cometiendo infracciones. Mi infracción me costo un punto, pero dependiendo la gravedad de la falta el castigo va aumentando. Si excedes el límite de velocidad por más de 40 km/hr, pierdes 8 puntos y te suspenden la licencia por 6 meses. Si te quedas sin puntos, pierdes tu licencia. Los puntos se renuevan cada 3 años. Si llegas a conducir sin licencia, o con una licencia invalida/suspendida vas a la cárcel.

Las reglas aplican igual para todos, no hay nepotismo, palancas o  mordidas. Hace poco se hizo un escándalo porque Bob Atkins, el comisionado de policía para Brisbane fue captado por una cámara a 70 km/hr en una zona de 60 (Les suena familiar?) en un vehículo oficial. El señor tuvo que pagar sus $133 AUD, perdió un punto en su licencia y además tuvo que pedir una disculpa pública. El comisionado de policía en la ciudad tiene que poner el ejemplo. O no?

Otro ejemplo?  Daniel Gibson, el ministro de policía del estado de Queensland (miembro del gabinete del nuevo gobernador del estado) no pagó una infracción hace 3 meses y su licencia fue suspendida. Por alguna razón el señor no leyó su correspondencia y no se enterró de la suspensión (o se hizo el occiso).  Al seguir utilizando su coche con licencia suspendida, hoy se convirtió en el primer destituido por el nuevo gobierno. Además de quedarse sin chamba, esta semana se decide cuanto tiempo de cárcel va a tener.  Después de todo el ministro de policía es el modelo a seguir. O no?

A primera vista parece un poco exagerado. Pero no lo es. La severidad de las penas obliga a la gente a manejar civilizadamente. Gracias a eso el conductor promedio (Incluyendo taxistas y choferes de camión urbano) es amable, respeta los señalamientos, los limites de velocidad, y si marcas luz direccional para cambiar de carril te cede el paso.

Pregúntenme cuantas veces he excedido la velocidad desde que me vacunaron con los $133. Cero.  Para lograrlo me he apoyado en el nuevo miembro de la familia: Compramos un GPS con actualizaciones ilimitadas que marca la ubicación de las cámaras multadoras y suena como alarma de reactor nuclear cada vez que pienso en acercarme al límite. Esa no me la vuelven a hacer!